¿Qué es realmente un envase ecológico?
Falsas creencias sobre los plásticos
En nuestras sociedades modernas cada vez somos más conscientes de que tenemos una responsabilidad ecológica. Entre otras cosas clasificamos y llevamos nuestros envases a reciclar, comprar productos rellenables y vamos al súper con bolsas reutilizables.
Como consumidores, la conservación del medio ambiente se ha convertido en una preocupación crucial en nuestras vidas, afortunadamente. Eso nos lleva a considerar el plástico como el gran enemigo del planeta. Pero cuidado, porque los envases de plástico modernos pueden ser menos dañinos para el medio ambiente que los envases de cartón, papel o vidrio.
Generation M, el sitio web del grupo suizo Migros, nos hace reflexionar sobre tres mitos asociados al embalaje ecológico.

1: El envasado de alimentos contamina de modo innecesario.
Falso. Los embalajes tienen una función esencial: evitar el deterioro prematuro de los alimentos. Estos contribuyen en una muy pequeña medida, normalmente inferior al 4%, a la contaminación ambiental de un producto. La principal fuente de contaminación para el medio ambiente es el cultivo de alimentos para los seres humanos. Por lo tanto, el embalaje nos permite evitar el peor escenario posible para el medio ambiente, que sería la alteración anticipada de los alimentos.
2: Los envases plásticos son los que más contaminan.
Falso. Aunque es cierto que un kilo de plástico contamina más de un kilo de vidrio o cartón, los envases de plástico requieren menos materia que el vidrio, el cartón o el papel. Así que suelen ser notablemente más ligeros, ahorrando recursos y reduciendo la contaminación relacionada con el transporte. Aplicando esta lógica las bolsas de plástico, que no pesan casi nada, están entre los envases más respetuosos con el medio ambiente.
3: El plástico bio es mucho más respetuoso que el plástico tradicional.
Falso. El plástico bio suele ser más perjudicial que el plástico tradicional porque el cultivo de las plantas que forman parte de su composición requiere mucha agua, fertilizantes y pesticidas. También hay que tener en cuenta que el plástico bio no tiene la misma resistencia que el plástico tradicional. Por ejemplo, las bolsas de plástico orgánico contienen un 30% más de material que las bolsas tradicionales. Además, el plástico orgánico se suele hacer a partir de productos alimentarios como el maíz o el azúcar de caña, que, al igual que la superficie agrícola necesaria para cultivarlos, ya no estarían disponibles para la producción de alimentos.
Fuente: www.generation-m.migros.ch